miércoles, noviembre 08, 2006

Viva la Benemérita

Vas a dejar Barcelona. Unas vacaciones jodidamente largas que se acaban. Pasas el chequeo del aeropuerto y un guardia civil bien entrenado –estamos orgullosos de ti– te mira a los ojos y ve indicios de delincuencia.
Está acertando, llevo una bolsa con marihuana en el bolsillo de atrás y cuatro pastillas en el bolsillo delantero.
-¿A dónde vas? A Lisboa…
-No –le digo-. Voy a Cabo Verde.
-Ven conmigo.
Me dice que ponga las cosas sobre la mesa. Soy un drogadicto, soy un delincuente, estoy ofendiendo al puto Jesucristo, lo sé… Pero mis padres están al otro lado de los aparatos de control.
Tengo más de treinta… el niñato (con acento de Cádiz) no tiene más de veintidós.
-Vamos a ver… -dice con la lógica autoridad que le ha concedido Dios-. Sólo te lo voy a preguntar una vez… ¿Llevas algo para fumar?
-Sí, llevo algo de hierba.
-Vale, puedes irte… por ser sincero.
No es una leyenda.
Ahora bien, basándome en otras experiencias PERSONALES, si llevas algo bien escondido, mejor di que no.
DROGARSE y ser un delincuente son cosas MUY distintas.
Aproximadamente el 75% de la gente que hay en la cárcel en el mundo está ahí por delitos relacionados con drogas (excluyendo el café y el alcohol y los putos cigarrillos)
¡VIVA LA BENEMÉRITA!